Hasta hace pocos años hemos aprendido y enseñado como nos habían enseñado y educado a nosotros. Hasta hace unas décadas hemos convivido con una cultura o una práctica docente acorde con las demandas y necesidades de la época.  Se trataba de una práctica docente donde la base consistía en la verbalización y en la transmisión de conocimientos, que hoy día tiene sus defensores. Entonces los tiempos no eran tan cambiantes.

           Actualmente vivimos y consumimos deprisa, nos desbordan con todo tipo de información. La sociedad basada en el conocimiento en la que estamos ya instalados, induce a pensar que la enseñanza no va a reducirse a la mera transmisión de los conocimientos disponible de un momento determinado – que se quedan obsoletos –

Ante esta sociedad del conocimiento en constante dinamismo y transformación necesitamos ciudadanos alfabetizados...  

Una sociedad moderna no puede permitirse ciudadanos analfabetos o incultos sin educación. Una sociedad de la información no puede, o no debe permitirse ciudadanos informacionalmente incultos. (Alfons Cornella 1997).

            Es por ello que necesitamos cambiar, necesitamos adquirir habilidades para manejarnos en el campo de las nuevas tecnologías. Pero además necesitamos informarnos para saber acceder a las nuevas tecnologías, saber manejar las nuevas tecnologías que será fundamental para hacer un buen uso de ellas.

La vida de cada individuo va diciendo qué tipo de información va demandando en cada momento. Será necesario saber acceder a la información adecuada de forma eficaz y rápida, pero no debemos olvidar que no toda la información que nos ofrecen es la idónea. Debemos aprender a evaluar la información a depurarla, filtrarla hasta conseguir lo que necesitamos. Ante el enorme caudal de información existente y a la continua introducción de las nuevas tecnologías , no debemos olvidar usar la información de forma ética y legal.