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Los liberadores de libros

Page history last edited by ana 14 years, 2 months ago

Internet ha fomentado, desde su difusión generalizada, la idea de compartir entre sus usuarios conocimientos, experiencias, opiniones, datos, obras artísticas, etc. El mundo de la literatura no ha permanecido ajeno a esta tendencia, por lo que existen webs para catalogar libros en red y comentar sobre ellos (como LibraryThing) o foros que actúan como clubs de lectura.

 

Sin embargo, existe una iniciativa que combina la relación virtual entre los lectores, que recomiendan obras o discuten sobre ellas, y el intercambio de libros entre ellos: el bookcrossing.

 

El compartir un mismo ejemplar es una práctica habitual entre amigos o familiares, pero ahora se propone realizarlo a escala global. Para ello, en 2001 el estadounidense Ron Hornbaker creó la web BookCrossing.com, inspirándose en Where’s George?, un sistema para seguir el recorrido de billetes de dólar. Del mismo modo, BookCrossing fomenta la práctica de dejar libros en lugares públicos para que la gente los recoja, los lea y los vuelva a depositar en otro lugar.

  

 

 

A través de la web se puede seguir la localización de los libros, que deben ser previamente registrados para poder tener asignados un número de identificación, conocido como BCID. Cuando se encuentra un libro que alguien ha “liberado”, es decir, que ha decidido ponerlo a disposición de quien quiera leerlo, hay que acceder a la web y notificar el encuentro. Del mismo modo, ese libro encontrado hay que volver a ponerlo en circulación, dejándolo en un lugar público y notificándolo a través de la web.

 

El contacto entre los participantes de BookCrossing se realiza a través de foros, listas de correo o un banco de datos de peticiones (llamado “lista de deseos”) a través de Internet. Pero también se producen encuentros locales (normalmente una vez al mes), encuentros nacionales (en Sevilla fue en 2006) y convenciones internacionales.

 

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 El encuentro de Sevilla 

 

Los lugares para liberar libros son espacios públicos como plazas, bocas de metro, paradas de autobús… pero también hay Zonas Oficiales de BookCrossing, que suelen situarse en lugares como las cafeterías Starbucks, restaurantes u otro tipo de negocios accesibles al público, en los que hay estanterías donde dejar libros para que otros los “cacen”.

 

A través de esta práctica las personas se encuentran, comentan los libros que les han apasionado o los que les han dejado indiferentes, generan vínculos entre sí a través de los libros que conocen. Además, también encuentran libros que no sabían que existían, con lo que amplían sus conocimientos, descubren nuevos autores, géneros que no habían leído, literaturas  que no se habían atrevido a explorar… Se estimulan, en definitiva, la lectura y la conexión entre los lectores.

 

Se demuestra también que los libros no pertenecen a una sola persona ni tienen fronteras, puesto que en la web se puede ver cómo un libro que fue liberado en Sevilla por primera vez, por ejemplo, ha acabado leyéndose en Roma. La idea es que esta red de intercambio sea cada vez más amplia y así lo demuestra el que la web tenga diferentes sitios asociados en muchos países del mundo.

  

 

Para las editoriales, al contrario de lo que pudiera parecer, esta práctica les resulta beneficiosa, puesto que consiste en una excelente difusión de la obra de sus autores. Muchos usuarios de la web acaban comprando los libros que han leído gracias a ella para tenerlos en sus bibliotecas o para liberarlos y que haya más ejemplares en circulación.

 

De todas formas, lo gratuito se impone gracias a Internet (registrarse en BookCrossing no cuesta nada, como el compartir los libros que se “cazan”), con lo que se fortalece la idea de que la cultura no pertenece a unos pocos, sino a toda la sociedad. Cualquiera tiene hoy día acceso a un ordenador con Internet, por lo que puede encontrarse con todo un mundo de conocimientos y nuevas ideas.

 

Con BookCrossing se quiere conseguir que los libros sean disfrutados por la mayor cantidad de gente posible. De hecho, en la actualidad se estima que la web posee unos 800.000 seguidores y que debe de haber más de seis millones de ejemplares circulando por diferentes puntos de distintas ciudades del mundo. Se dan, así, pasos para convertir al mundo entero en una gran biblioteca.

 

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