LAS BIBLIOTECAS PARA PACIENTES, LAS GRANDES OLVIDADAS

Dentro de la tipología de bibliotecas especiales nos encontramos con las llamadas "bibliotecas para pacientes", unas bibliotecas que en muchas ocasiones están un poco descuidadas, pese al gran servicio que ofrecen en los centros hospitalarios. 

Las bibliotecas para pacientes reciben este nombre para diferenciarlas de las bibliotecas de los hospitales, que son las que contienen toda la documentación especializada y que sólo pueden ser utilizadas por el personal médico-sanitario. 

Estas bibliotecas ofrecen un servicio muy importante tanto a los pacientes como a sus acompañantes, haciéndoles más agradable su estancia en el hospital. La estancia en el hospital hace que las personas tengan que cortar con su vida durante un tiempo, a veces demasiado largo, y el hecho de disponer de un lugar en el que poder dejar a un lado la enfermedad por unos instantes es algo que los pacientes y sus familiares agradecen mucho. Está comprobado que el uso de las bibliotecas para pacientes mejoran el humor y la disposición de éstos para afrontar sus enfermedades. Esto es lo que se conoce como biblioterapia. 

Para crear una biblioteca para pacientes hay que tener en cuenta una serie de factores, como pueden ser los tipos de usuario. Hay que determinar el perfil de éstos, tener en cuenta a los adultos y a los niños, sus preferencias y sus niveles culturales. También habría que valorar el tipo de hospital, pues no es lo mismo un hospital de estancia larga que uno de corta estancia, donde incluso habría que plantear la utilidad de una biblioteca. 

En la mayoría de los casos estas bibliotecas ofrecen únicamente libros, aunque poco a poco se están introduciendo revistas y materiales audiovisuales. Suelen ser unos fondos no muy actualizados, pues muchas veces dependen de donaciones particulares. 

En cuanto a la temática, es muy importante que el fondo contenga materiales que permitan la distracción de los usuarios, que les lleven más allá de las paredes del hospital, aunque también es necesario disponer de materiales de divulgación médica, pues así los enfermos o sus acompañantes pueden consultar las informaciones dadas por el personal sanitario. 

Hay que tener muy en cuenta a los niños, ofreciendo actividades como pueden ser los cuentacuentos o las marionetas.

En muchas ocasiones los usuarios no pueden acceder a la biblioteca, por lo que se hace muy necesario el servicio a las habitaciones, con visitas periódicas que siempre se intenta que no coincidan con comidas, visitas médicas, etc...

Pese a la utilidad de estas bibliotecas, no son muchos los hospitales que ofrecen sus servicios, y son las bibliotecas públicas de los municipios las que se a veces encargan de acercarles algunos materiales. En otras ocasiones, el fondo existente está formado por donaciones de particulares, y son los voluntarios los que ofrecen el servicio a los usuarios, por lo que a veces éste no es muy regular. 

Según las estadísticas del INE, en España existen 66 bibliotecas en los hospitales, aunque no especifica si son o no bibliotecas para pacientes. Hay mucho que mejorar, pero muestra de que en algunos lugares las bibliotecas para pacientes se están consolidando, la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid ha elaborado una guía con información sobre este tipo de bibliotecas en dicha comunidad. Ojalá que otras comunidades autónomas hagan lo mismo.